El paso del tiempo en nuestro camino por la vida nos hace vivir experiencias, nos hace amar, disfrutar e ir guardando en nuestra memoria imágenes y flashbacks, como si de una película de tratase. Por eso este tipo de sesiones tienen un gran valor para mí. Hacer una sesión familiar no se trata solo de un capricho, o unas fotos bonitas que se hacen para tener y compartir. Para mí el significado de hacer estas sesiones va mucho más allá.
Una de las cosas materiales que poseo y que más valor tiene para mí son las fotografías y los vídeos de mi infancia. Éstos me hacen viajar hacia un pasado que me encanta, que recuerdo mucho mejor porque tengo estos recuerdos en físico. En estas fotos y vídeos veo a mis bisabuelos, a familiares que ya no están, veo a mis padres de jóvenes, casas y ciudades en las que estuve y viví cosas maravillosas.
Esa escena retrospectiva de nuestra memoria, de recordar aquellas personas que amamos y que se fueron, de revivir otras épocas con otras costumbres, otra vestimenta, con ese ruido y esa calidad que había en esos vídeos noventeros (que me encanta)... ¿Puede haber algo con más valor sentimental? Desde siempre me ha gustado tener estos recuerdos, y revivirlos. Quizás por eso me encanta este tipo de fotografía y todo lo que hago, que es infancia, familia, amor...
Estas fotografías que hacemos ahora son el mayor tesoro que dejamos para nuestro futuro y el de los nuestros, algo material y sentimental que tiene un valor inmeso. Recordemos momentos, guardemos nuestro mayor tesoro: la familia.
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